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¿Puede un espacio ser terapéutico?

Actualizado: 12 sept

Artículo comentado: “From therapeutic landscapes to healthy spaces, places and practices” de Bell et al. (2017)


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En 1992, el geógrafo Wilbert Gesler introdujo por primera vez el concepto de paisajes terapéuticos para describir cómo ciertos entornos parecían tener un efecto positivo sobre la salud y el sentido de pertenencia. En los últimos 30 años, esta idea ha evolucionado hasta abrir un debate más amplio: ¿puede un espacio (urbano o arquitectónico) ser en sí mismo terapéutico?


En su artículo From therapeutic landscapes to healthy spaces, places and practices (2017), Sarah Bell y sus colegas nos invitan a mirar más allá de la simple relación entre naturaleza y bienestar. Para ellos, lo terapéutico no se limita a un bosque, como en el shinrin-yoku (Miyazaki, 2018). Es por eso que se plantean una expansión de la visión de los paisajes terapéuticos, que tradicionalmente se había centrado en cómo los espacios verdes (parques, bosques, jardines) y los espacios azules (ríos, lagos, mares) generan beneficios medibles para la salud, como la reducción del estrés, la mejora de la concentración, el fortalecimiento del sistema inmune, etc. Lo que hacen Bell y sus colegas es decir: sí, esos entornos son fundamentales, pero no basta con medir árboles o metros cuadrados de agua. El bienestar humano también se construye a través de dimensiones sociales, espirituales y simbólicas presentes en los entornos, incluso en paisajes urbanos que no necesariamente tienen naturaleza visible.


Por ejemplo, en lo social, lo terapéutico surge de las interacciones: plazas que favorecen la convivencia, calles que invitan a detenerse, espacios donde las personas se sienten seguros. En lo espiritual, se habla más de la capacidad de un lugar para inducir calma, reflexión o trascendencia, lo que me recuerda a mis clases con Davide Ruzzon, que hablaba sobre la generación de emociones a través del espacio. En lo simbólico, la memoria colectiva y los significados culturales de un espacio influyen en cómo se vive emocionalmente: un monumento, una plaza histórica, incluso un barrio con identidad fuerte, puede funcionar como un entorno indispensable para la comunidad, y por lo tanto sanador. En sí, lo que se propone es ampliar la noción de “espacio terapéutico” más allá de la naturaleza tangible, al final, el bienestar también está íntimamente ligado con lo psicosocial.


Bell et al, introducen el concepto de “palettes of place”, refiriéndose a que los espacios tienen paletas (como las paletas de color) que combinan luz, vegetación, materiales, sonidos y accesibilidad. Desde la arquitectura, esto nos puede servir como una herramienta en nuestro proceso creativo. La clave está en diseñar experiencias multisensoriales que favorezcan la calma, la concentración o la convivencia (recordando de nuevo las clases de Davide Ruzzon).

Un espacio terapéutico también lo es porque facilita relaciones humanas basadas en el cuidado, la empatía y la comunidad. ¿Qué tan seguido pensamos en esto al diseñar una calle o una plaza? Con frecuencia se prioriza el tránsito vehicular o la densidad inmobiliaria por encima de la creación de lugares para el encuentro. Y sin embargo, sabemos que la soledad y el aislamiento social son factores de riesgo para la salud mental (Holt-Lunstad, et al. 2015).



Diagrama: Dimensiones del Espacio
Diagrama: Dimensiones del Espacio.

El artículo de Bell et al. (2017) nos pone sobre la mesa, a los arquitectos y urbanistas, que debemos pensar en cómo los espacios actúan en múltiples dimensiones: física, social, espiritual y simbólica. Y explorando estas dimensiones, podremos acercarnos a responder la pregunta inicial: ¿puede un espacio ser terapéutico? La respuesta parece ser sí, pero solo si diseñamos con una mirada integral y un enfoque interdisciplinario.



Referencias


Bell, S. L., Foley, R., Houghton, F., Maddrell, A., & Williams, A. M. (2017). From therapeutic landscapes to healthy spaces, places and practices: A scoping review. Social Science & Medicine, 196, 123–130.


Gesler, W. (1992). Therapeutic landscapes: Medical issues in light of the new cultural geography. Social Science & Medicine, 34(7), 735–746.


Holt-Lunstad, J., Smith, T. B., Baker, M., Harris, T., & Stephenson, D. (2015). Loneliness and social isolation as risk factors for mortality: A meta-analytic review. Perspectives on Psychological Science, 10(2), 227–237.


Miyazaki, Y. (2018). Shinrin-Yoku: The Japanese Way of Forest Bathing for Health and Relaxation. Timber Press.

 
 
 

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