Hacia un entorno construido que promueva la salud cerebral
- Ana Angulo
- 20 jun
- 3 Min. de lectura

Prevención del deterioro cognitivo: un reto comunitario
El artículo “De cabeza está muy bien” (Varela, M., 2025) enfatiza que el deterioro cognitivo no es una consecuencia inevitable del envejecimiento y que muchas funciones, como la memoria semántica y la regulación emocional, incluso mejoran con la edad.
Asimismo, la Comisión Lancet (Rodríguez, M., 2024) identifica hasta 14 factores modificables (sedentarismo, tabaquismo, obesidad, hipertensión, pérdida auditiva/visual, aislamiento social…) cuya atención precoz podría evitar casi la mitad de los casos de demencia.
Para envejecer bien, no basta con estrategias médicas o personales: hace falta un entorno que fomente estilos de vida saludables, activos, conectados y estimulantes.
Neuroarquitectura: principios estratégicos
La neuroarquitectura estudia cómo los espacios influyen en nuestras emociones, cognición y bienestar, y para fomentar un envejecimiento cerebral saludable, propongo cuatro ejes de diseño:
a) Estimulación cognitiva constante
• Zonas flexibles de aprendizaje y juego: espacios con libros, juegos de mesa, rompecabezas y materiales para talleres intergeneracionales. Estos ambientes incitan a resolver problemas, aprender y socializar, promoviendo la reserva cognitiva.
• Espacios de arte y música: aulas para pintar, tocar o cantar en grupo. El artículo de El País destaca actividades como coros, teatro y juegos en grupo para estimular la memoria.
b) Movilidad activa e interconectada
• Calles seguras, peatonales y accesibles: diseñadas con buena iluminación, mobiliario ergonómico (bancos, pasamanos), topografía suave para fomentar caminatas diarias y prevenir sedentarismo e hipertensión.
• Pistas verdes y circuitos biofílicos: integrar parques y rutas ajardinadas que activen la circulación, reduzcan el estrés y fortalezcan la salud cardiovascular —una clave para mantener la masa cerebral.
c) Entornos que protejan los sentidos
• Control visual y acústico: minimizar la contaminación sonora, incorporar vegetación y materiales absorbentes para facilitar conversación y reducir la carga cognitiva.
• Fácil acceso a detección sensorial: clínicas o módulos vecinales de revisión auditiva y visual para detectar y corregir déficits sensoriales, un factor crítico en la prevención.
d) Promoción de redes sociales
• Plazas y alojamientos con áreas comunes: porches, salas multifuncionales para encuentros, cafés y eventos culturales. Favorecen el contacto social, contrarrestan el aislamiento, y reducen el riesgo de depresión.
• Programas comunitarios intergeneracionales: promover actividades con niños, adolescentes y mayores (clubes de lectura, huertos, deportes colectivos), fortaleciendo la cohesión y la motivación para aprender.
Ejemplos concretos de diseño
Elemento | Aplicación | Beneficio cognitivo |
Biblioteca-café comunitario | Estimulación intelectual y emocional | Mejora de reserva cognitiva |
Senderos con sensores de ritmo | Combina ejercicio físico con biofeedback | Reduce sedentarismo y mejora salud vascular |
Jardines terapeúticos | Vegetación para descanso y socialización | Reducción de estrés y mejora de la atención |
Mobiliario inclusivo | Bancos con respaldo y sombra | Privilegia paseo y permanencia al aire libre |
Módulos de salud | Revisiones de visión/audición periódicas | Corrección temprana de pérdidas sensoriales |
Integración de la neuroarquitectura en barrios y residencias
Diseño multisensorial: iluminación natural, colores suaves, texturas táctiles, aromas relajantes para activar percepciones y bienestar emocional. (Salingaros, N. A., 2006)
Zonificación circular: edificios con patios centrales y rutas conectadas que faciliten la exploración, la socialización casual y la percepción de comunidad.
Adaptabilidad progresiva: viviendas diseñadas para permanecer en ellas a lo largo de las etapas del envejecimiento, con rampas, pasamanos y baños universales.
Conclusión
El envejecimiento cognitivo saludable no es una cuestión exclusiva de genes o fármacos: es el resultado de vidas activas, sociales, estimulantes y sensorialmente enriquecidas. (Dilani, A., 2001) Los datos científicos destacan que la estructura del entorno puede:
• Reducir hasta un 45 % el riesgo de demencia si se integran cambios de estilo de vida. (World Health Organization, 2020)
• Fortalecer la reserva cognitiva a través de educación continua, movilidad y redes sociales.
El reto contemporáneo es diseñar barrios y residencias que, desde la neuroarquitectura, no solo respeten las necesidades funcionales, sino actúen como promotores activos de la salud cerebral.
Referencias bibliográficas
1. Varela, M. (2025, junio 16). De cabeza está muy bien: cómo evitar el deterioro cognitivo al envejecer. El País. https://elpais.com/salud-y-bienestar/2025-06-16/de-cabeza-esta-muy-bien-como-evitar-el-deterioro-cognitivo-al-envejecer.html
2. Rodríguez, M. (2024, agosto 1). Los 14 factores de riesgo a evitar que, según la ciencia, podrían esquivar casi la mitad de las demencias. El País. https://elpais.com/ciencia/2024-08-01/los-14-factores-de-riesgo-a-evitar-que-segun-la-ciencia-podrian-esquivar-casi-la-mitad-de-las-demencias.html
3. Stern, Y. (2002). What is cognitive reserve? Theory and research application of the reserve concept. Journal of the International Neuropsychological Society, 8(3), 448–460. https://doi.org/10.1017/S1355617702813248
4. Salingaros, N. A. (2006). Principles of Urban Structure. Techne Press.
5. Dilani, A. (2001). Psychosocially supportive design: A salutogenic approach to the design of the physical environment. Design and Health Scientific Review, 1(1), 91–96.
6. Zeisel, J. (2006). Inquiry by design: Environment/behavior/neuroscience in architecture, interiors, landscape, and planning. W. W. Norton & Company.
7. World Health Organization. (2020). Risk reduction of cognitive decline and dementia: WHO guidelines. https://www.who.int/publications/i/item/risk-reduction-of-cognitive-decline-and-dementia














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